Sin fuerzas los ojos quedan abiertos mirando fijamente. De la boca solo escurre un poco de saliva y sangre, un hilillo con el brillo de la muerte, que al caer al suelo se esparce en erráticas direcciones por la tierra. Hace solo unos segundos, aún vivo, la cabeza fué arrancada de mi cuerpo que yacía postrado, agonizante en el campo de batalla. De golpe en golpe, de tumbo en tumbo, al son de las imágenes que daban vueltas, quedé envuelto en algo oscuro pero que en realidad era una membrana luminosa. En una cortina de luciérnagas multicolores. Increíblemente aún pensaba.... Es esto la muerte ¿ Con la respuesta del silencio, no lloré por ausencia de humedad, y no sentí nada, ni angustias ni temores porque quizás entraba en el más allá.
De la Serie "Miradas". 30x40 cms. © Juan Calle. 2005
Pero allí, después de rodar entre muertos y heridos sin retorno, quedó quieta en la mochila del guerrero. Sensación alucinante esto de tener algo de conciencia teniendo solo la cabeza. Para saber lo que sigue no hay que estar vivo…. Pronto será un trofeo, parte del botín de la guerra y exhibida con orgullo a la gente de su tribu en algún rincón de este mar de verde. En los días siguientes el ritual seguirá la tradición y la costumbre ancestral, la cuál muchas veces practiqué cuando fuí el guerrero triunfador. Una vez extraídos los ojos, la memoria y su masa cerebral, con sopas y vapores hervidos quedará reducida a una tercera parte de su estado original.
De la Serie "Miradas". 30x40 cms.© Juan Calle. 2005
Ya seco y relleno de pasto y maleza el cráneo vacío, lo colgará de su pecho por un tiempo, hasta que saciado de su reciente triunfo, en una pelota será convertido para jugar algo muy popular que practican afuera de la selva tropical.
Hasta la Próxima,Juan Calle
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