Piedras de baba
hirviendo se derraman sobre antiguas piedras
de duras babas
de tiempo en tiempo, de capa en capa, pequeños grumos de maduras lavas
brotan sobre el rayo de luz que entibia la
cueva
Acolchado habitáculo de larvas y bacterias atraen a
nuevos grumos hambrientos
tiemblan sin control
bajo una telaraña de turbias burbujas
Ocultan la cópula frenética
de la incipiente carne
Un torrente de aguaceros de verano levanta
la marea
eslabones espumosos desalojan con violencia
el nido de la gruta
una vez más se hunde en el acantilado
En algún lugar oscuro en la profundidad de la cueva un brillo respira solitario
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